Joseph Conrad (1857 – actualmente la ciudad donde nació forma parte de Ucrania-1924) este novelista de nacionalidad polaca adoptó la lengua inglesa para sus creaciones literarias. En su juventud (1875) se enroló como marinero en un velero llamado “Mont Blanc”, actividad de donde se dice surgió su amor por la aventura, los viajes, el mundo del mar y los barcos. Conrad tiene una larga lista de novelas, muchas de carácter intrépido y aventurero, pero tampoco son como “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson, tienen algo que las hace más profundas (al menos las dos que he leído). Murió de un ataque al corazón en 1924 en Inglaterra.
La primera novela “El Corazón de las Tinieblas” (1899) empieza con la narración en primera persona del viaje que realizó tiempo atrás por el río Congo, en busca del señor Kurtz (jefe de una explotación de marfil en el Congo) un marinero llamado Charlie Marlow. La mayor parte de la novela se enfoca en el viaje de Marlow desde Londres a África, por el río Congo, hasta llegar al campamento de recolección de marfil donde se encuentra Kurtz, con el propósito de traerlo de vuelta a Europa. A lo largo de su recorrido, Marlow atestiguara del estado deplorable en el que vivían los colonos europeos y la forma inmisericorde como trataban a los nativos. Para alcanzar su cometido se enfrentará a un sinnúmero de obstáculos de lo más variados, desde retrasos propios de la navegación hasta ataques de indígenas.
Son tantas las pericias por las que pasa Marlow que muchas veces duda de poder alcanzar su cometido, de cierta manera Kurtz se va rodeando de un aura de misticismo que pica la curiosidad de nuestro marinero, esto hace que constantemente se enfrente al dilema de seguir o no. Cuando finalmente lo encuentran, porque a pesar de todo lo encuentran, Kurtz está gravemente enfermo y su cuerpo en un estado de evidente abandono. La última dificultad, los nativos de la aldea donde encontraron a Kurtz lo idolatran como si fuera un dios y no acceden fácilmente a que se lo lleven. Con renuencia de los africanos Marlow logra subir al señor Kurtz al barco de vapor que los sacará de la selva. La sorpresa que nos espera…Kurtz muere en el trayecto, no sin antes pronunciar sus últimas palabras, que encierran todo el misterio y sentido de la obra: "¡El horror! ¡El horror!".
Este viaje de Marlow al continente negro lo madura, lo enfrenta a una realidad cruda y extraordinariamente diferente a la realidad que ha estado viviendo. La evidente crítica al imperialismo (que se puede entender no sólo británico sino en general) y la confrontación indirecta con la locura son los trasfondos más tangibles de esta novela.
“El Corazón de las Tinieblas” no es una obra extensa pero si es vasta, me contradigo pero lo que quiero expresar es la profundidad de la misma. La sicología detrás de sus líneas me recordó muchísimo a “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway, si alguien lo ha leído sabe a lo que me refiero sino trataré de explicarlo sin arruinarles la sorpresa de leer a Hemingway. Al final de la novela de Conrad podríamos sentirnos decepcionados por cómo terminaron las cosas, puesto que después de tantos sacrificios el señor Kurtz muere pero la idea no era llevarlo a casa, al menos no según esta humilde lectora, la idea era el choque contra la crudeza de la vida al que se enfrentó Marlow. Si bien es cierto, ya como marinero Marlow pasaba por mucho, al estar en África y absorber su desgracia de manera tan directa, pone en perspectiva todas sus ideas preconcebidas de la vida. Entonces, igual a “El viejo y el mar”, no es la meta sino la experiencia que se adquiere mientras se lucha por llegar a ella.
La siguiente novela “Lord Jim” (1899-1900), también tiene sus rastros sicológicos y nuevamente Conrad profundiza en la sique humana. Jim, cuyo apellido nunca se conoce, es un marinero joven que se desempeña como primer oficial en un barco llamado Patna. En una travesía del Patna en la que lleva un gran número de peregrinos que se dirigen a la Meca, una falla del navío hace pensar que se hundirá por lo que Jim, el capitán del barco y el resto de la tripulación abandonan el barco y a todos los pasajeros, con tan mala suerte que el barco nunca se hunde, rescatan a todos los peregrinos y se entabla una demanda civil.
El pobre Jim tan honesto es el único que acude al llamado de la justicia. La corte lo despoja de su certificado para navegar por no cumplir con su deber. Jim está molesto consigo mismo por haberse dejado llevar por la cobardía de los demás y por no haber aprovechado la oportunidad para ser un héroe. Lo que me hace pensar que su angustia no es tanto por haber sido capaz de abandonar a su muerte segura a todas esas personas sino más bien de una naturaleza egocentrista.
Casualmente, en el juicio conoce a nuestro capitán Marlow quien después de su inicial decepción se hace amigo de Jim, por considerarlo un marino como el resto de ellos, hasta le consigue un trabajo como comerciante en parafernalia marítima. Aunque Jim hace lo posible para no ser reconocido, cada vez que la vergüenza de sus acciones lo encuentra abandona todo y se aleja de lugares donde lo puedan reconocer. Viendo esta situación Marlow logra ubicarlo en una isla remota donde un amigo lo emplea como su representante de negocios, es en este lugar donde finalmente Jim encuentra el respeto que siempre ha buscado, sus habitantes incluso llegan a agregarle el apelativo de “Tuan”, que en su lengua significa Lord, por una serie de acciones que emprende a su favor. Incluso llega a casarse con una nativa de la isla, el amor por su esposa y el respeto de todos es lo más cerca que estará de la redención.
Al final (no les diré cómo), Jim se enfrenta a sus faltas y encuentra la expiación siendo el héroe que siempre soñó ser pero a un alto costo, su vida. No nos sintamos mal por Jim, después de todo se dio cuenta que enfrentar sus pecados para despojarse de esa carga es la mejor manera de seguir adelante, en lugar de estar huyendo constantemente sin paz en el corazón.
En esta novela Marlow también es narrador, como lo es en otras obras de Conrad (“Juventud” y “Azar”). “Lord Jim” es basada en hechos reales, en el verano de 1880 el vapor Jeddah atravesó por la misma situación.
De las dos me gustó más “El corazón de las tinieblas” pero definitivamente recomiendo ambas lecturas, por su sencillez de prosa y profundidad psicológica.
P.S Si no le encuentran profundidad psicológica, vale la pena leerlas porque sencillamente son muy buenas.
Hasta la próxima y que tengan una buena lectura.
Marieru
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