Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) es una escritora española licenciada en Derecho e Historia. En 2006 publicó su primera novela El Gran Arcano, a la cual siguió La Brisa de Oriente. Su tercera novela El alma de las piedras es la primera que se cruza en mi camino.
Corre el año 824 y la historia nos presenta al monje Martín de Bilibio, al Obispo Teodomiro y al eremita Paio. De la mano de estos personajes descubriremos el sepulcro del apóstol Santiago, aunque nadie está muy convencido que en verdad lo sea. Más de 200 años después, en 1094, la joven Mabilia (hija de conde) y su amigo Ernaud (hijo de cantero), descubren una misteriosa marca en forma de espada quebrada cincelada en las lápidas de una cripta oculta. La cripta que ambos jóvenes encontraron resulta ser el lugar de último descanso para el monje Martín de Bilibio, quien debió custodiar un documento que narra la verdad sobre el hallazgo de la tumba del apóstol, La Inventio, documento que muchos creían perdido para siempre.
¿Cuál es el hilo conductor de ambas historias?
Como todos sabemos, el hallazgo de los resto del apóstol dio inicio a un renacimiento de la fe en esos pueblos que se sentían abandonados por la Iglesia Católica y con el paso de los siglos las peregrinaciones de los creyentes (y de los que no) fueron dando paso a lo que se conoce hoy como el Camino de Santiago. Pues resulta que, en su lecho de muerte el Obispo Teodomiro decide dejar por escrito todas las circunstancias que rodearon el “milagroso” descubrimiento y hace custodio al monje Martín, quien tendrá que partir en busca de un lugar donde resguardar un documento de tal magnitud.
Cuando hacen aparición en escena Mabilia y Ernaud es para poner en movimiento el misterio, que no es tal. Después del descubrimiento de las marcas lapidarias transcurren un par de años hasta que Mabilia, forzada por las malas intenciones de su tío, abandona su hogar para embarcarse en una peregrinación a través de la parte francesa del floreciente Camino de Santiago. Los tiempos en que Mabilia vive no están para que una mujer ande sola por lo que toda su travesía tendrá que ocultar su condición de mujer y hacerse pasar por monje, incluso rapando su cabeza. Es en esta peregrinación donde Mabilia irá descubriendo más acerca de las marcas lapidarias que conducen hacia el lugar donde el monje Martín escondió La Inventio.
Mi opinión. La ficción histórica es mi género favorito, eso lo repito hasta el cansancio. A partir de este conocimiento ya las novelas tienen puntos ganados, pero no todos. El alma de las piedras es una travesía que nos lleva a los orígenes del Camino de Santiago, mediante dos narraciones situadas a más de 200 años de distancia cada una, pero unidas por el misterio de las marcas en las piedras.
La historia está plagada de aventuras y peligros, hay algo de amor pero no distrae del eje central, que es la búsqueda de la verdad tras el mito y qué hacer cuando esa verdad sea encontrada por quienes tanto la han buscado. ¿Debe ser destruida o expuesta a la luz? Como todas las grandes revelaciones, ¿en verdad estamos listos para ella?
Martín de Bilibio y Mabilia de Montmerle nos ofrecen la oportunidad de sumergirnos en el nacimiento de la leyenda Jacobea, a través de sus descubrimientos e información suministrada por terceros conoceremos lo que significa para los canteros sacar el alma de las piedras.
El personaje de Martín me gustó más, aunque era de mente cerrada en cuanto a las verdades de la fe, me gustó porque era esencialmente bueno. En cambio, la vida de Mabilia era demasiado dramatismo, penurias, persecuciones, gente muriendo. ¡Inaguantable! No sé pero sentí que sólo sobrevivió, le faltó más decisión.
El personaje que debió ser principal y no fue. Ernaud, el hijo del cantero, se perdió más del 70% de la novela ¿Dónde estaba? Era su voz la que quería escuchar, fue él quien debió llevarme de la mano al mundo secreto de los canteros, transmitirme su pasión por su arte. Hay otros canteros en la trama, tratan inútilmente de conectarme con el misterio, pero sus explicaciones y discursos no tuvieron impacto en mí.
La novela ha sido comparada con ‘Los pilares de la Tierra’ de Ken Follet y ‘La catedral del mar’ de Idelfonso Falcones. He leído ambos y, puede que sean del Medioevo, pero hasta allí. Me gustaron mucho más pero tal vez porque tuvieron un enfoque que no tuvo ‘El alma de las piedras’, mayor importancia en las catedrales, los canteros y demás involucrados en su construcciones.
Frases sueltas:
"No quedaba nada de mi pasado: ni la gente que me rodeaba, ni mi hogar, ni mi ropa, ni mi pelo, ni siquiera mi nombre. Me estremecí al pensar que iba a hacerme pasar por un hombre en un monasterio; si me descubrían podrían llevarme a la hoguera."
"No es ningún secreto que muchas de las reliquias repartidas por la cristiandad son falsas. (...)Pero la fe no tiene nada que ver con las certezas de las cosas; si pretendemos tener la evidencia sobre todo aquello en lo que pretendemos creer, ¿de qué nos serviría la fe?
Resumiendo, es un libro entretenido pero no movió mi corazón como los libros con los que se le compara. Tal vez por haber situado mis expectativas a esas alturas fue que no se cumplieron, por eso les reitero, sólo es mi humilde opinión.
¿Les ha llamado la atención? O tal vez, ¿ya lo han leído?
Hasta la próxima y que tengan buena lectura.
Marieru
Lo tengo en mi lista de pendientes, de esta autora he leído La brisa de Oriente que me gustó bastante y me apetece repetir con ella, los libros con los que se compara al título me encantaron pero bueno, no me espero encontrar una historia similar
ResponderEliminarun beso
Hola!
ResponderEliminarNo sabia nada de este libro pero no creo que me lo lea porque no es un genero que me guste mucho.
Besos.
PD: Me gustaria invitarte a mi blog http://letraslibrosymas.blogspot.com/
Lo tengo, pero de momento no me engancha todo lo que debería, por lo que lo dejé. De todas formas, por lo que dice no parece la décima joya de la corona, y eso de tener capítulos tan largos se me hace muy cuesta arriba.
ResponderEliminarBesos
Tiene buena pinta pero de momento lo voy a dejar pasar porque tengo demasiados libros pendientes.
ResponderEliminarUn beso.