Erica Bauermeister (1959) es una escritora estadounidense que actualmente reside en Italia. Su primer libro La escuela de ingredientes esenciales fue publicado por primera vez en 2009. La editorial Suma de Letras lo publicó en 2011.
La historia. Los lunes por la noche, 8 personas se reúnen en la cocina del restaurante de Lillian para recibir clases de cocina. Los estudiantes vienen a tratar de capturar un poco de la magia detrás de los deliciosos platos que Lillian prepara, pero terminan siendo transformados por el amor y dedicación que ella pone en cada ingrediente.
Poco a poco todos encontrarán el ingrediente secreto que faltaba en sus vidas, no sólo en las clases sino en el resto de sus compañeros.
Frases sueltas:
"El nombre del árbol de cocoa es theobroma, que significa "comida de los dioses". Sin embargo, sé que el chocolate es para nosotros porque el punto de fusión para un buen chocolate es justo la temperatura dentro de nuestra propia boca."
"Cada vez que preparamos alimentos interrumpimos un ciclo de vida. Cuando recolectamos zanahorias o matamos un cangrejo -o sólo con detener el moho que crece en un trozo de queso. Hacemos las comidas con esos ingredientes y al hacerlo le damos vida a algo más. Es una ecuación básica y si pretendemos que no existe lo más probable es que perdamos la otra lección importante que es dar respeto a ambos lados de la ecuación."
Mi opinión. Este es uno de esos libros que normalmente no escogería, muy azucarado fue mi primera impresión. No es que vaya a darle un giro de 180 grados a mis hábitos de lectura pero no me arrepiento de haberlo escogido.
Cada personaje tiene su propio capítulo donde se explora un aspecto de su vida, principalmente el que le está causando estrés. Una elección un poco arriesgada por parte de Bauermeister ya que podría ocurrir que al no concentrarse tanto en cada personaje no lograse conectar con el lector, pero no ocurre así. Los ocho estudiantes tienen ocho problemas distintos así que la autora se aseguró de tocar la alguna fibra sensible de quien lo leyera.
La narración de Bauermeister a veces me resultaba un poco florida, y es que aunque disfruto la comida (como cualquiera) todavía no he encontrado mi vena poética al cocinar. Me resultaba un poco irrisorio tanta analogía para el mínimo ingrediente pero sin darme cuenta el estilo creció en mí y terminé disfrutándolo, incluso sentí un poco de envidia de su pasión por la cocina.
Los sentimientos que los personajes desarrollaban en cada una de sus circunstancias fueron, aunque brevemente, muy bien delineados y pude simpatizar con todos ellos. Si bien no todos los problemas eran tan serios, Antonia buscaba la mejor forma de conectarse con sus clientes mientras que Tom sufría por haber perdido a su esposa en la batalla contra el cáncer, ninguno me hizo sentir indiferente.
El personaje de Lillian era de otro mundo. Lillian es una persona muy tranquila y llena de amor, dedicada de corazón a mejorar la vida de sus estudiantes. Con sólo verlos parecía saber que necesitaban o que ingrediente les resolvería sus conflictos; si no fuera porque ella misma tuvo sus problemas en la infancia hubiese sido demasiado perfecta, detalle que en lo particular no disfruto.
Este fue mi primer libro relacionado con la cocina, algo ligero y entretenido por lo que espero leer otros para tener una base de comparación mucho más amplia. Por supuesto, espero sus recomendaciones.
Hasta la próxima y que tengan buena lectura.
Marieru
Me gusta el título, pero este tema es uno que me encantaría ver en película, pero no me atrae tanto en libro ;o)
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Besotes culinarios.